—¡En guardia! gritó Lord Astilleros mientras agitaba en sus manos aquella inmensa espada con incrustaciones de joyas.
Nataniel se encontró con la mirada de Lord Astilleros mientras su espada permanecía envainada y en reposo en el suelo junto a sus propios pies. Ante esto, Lord Astilleros reaccionó con cierto asombro.
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