—Quiero que hagas lo que te ordeno. No deberías estar sin la campera solo porque es una molestia ponérsela.
Tobías tenía miedo de que Sonia rechazara la orden, así que habló con firmeza para convencerla. El hombre tenía razón, Sonia ya no sentía tanto frío después de ponerse la campera sobre los hombros, pero la mujer no tenía intención de ponérsela en el salón.
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