La joven no dijo nada, en cambio, miró a Julia y era obvio que quería que se fuera y los dejara solos ya que quería conversar en privado. Julia se puso pálida y se sintió más herida aún; sin embargo, logró forzar una sonrisa.
—Rita, soy tu madre. ¿Por qué no puedo escuchar la conversación?
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