—Me temo que está equivocado, señor Furtado. Estos relojes de pareja no podrían ser para nosotros ya que no somos una pareja. Debería llevárselos para la señorita García.
Entonces, Sonia tomó la caja y la cerró antes de acercársela con indiferencia a Tobías. La expresión del hombre se desfiguró mientras la tomaba por la fuerza; quería tirarla, pero resistió la tentación de hacerlo y se la paso a Teo, quien, después de atrapar la caja, le dio un vistazo rápido. Notó la expresión de descontento de Tobías mientras sus labios temblaban con impotencia. «¿Qué se supone que debo hacer con ella?».
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