Una vez que vio que sus palabras se habían transmitido correctamente, Teo empujó a Tobías a la habitación de al lado y dejó a Carlos solo para que procesara la situación. Este, por su parte, asimiló las palabras de Teo durante dos minutos antes de recobrar los sentidos; para entonces, Tobías y su empleado ya no estaban frente a él.
—¡Maldición! —Carlos pisó fuerte el suelo.
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