El hombre llevaba un abrigo negro que acentuaba su atractivo; no obstante, por su actitud naturalmente indiferente y su mirada distante, hacía que las personas no pudieran acercarse a él. Cuando Sonia vio su rostro, no pudo evitar que su corazón se acelerara y bajó la cabeza con naturalidad. No esperaba que incluso después de haber estado divorciada de él por tanto tiempo, aún le causara algún efecto.
—Presidente Furtado, ya llegó. —A pesar de que Cintia se había molestado con Rebeca, saludó a Tobías de inmediato con una sonrisa—. Escuché que Tania dijo que tiene mucho trabajo. ¿Vino a recogerla?
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