«¡Es fantástico! Tobías está vivo y sano». Sonia temblaba de la emoción. Después de presenciar su cambio de actitud, Raquel no pensó que hubiera enloquecido, sino que Sonia estaba feliz. Cuando se calmó, le entregó un pañuelo.
—Señorita Reyes, seque sus lágrimas con esto. No llore ya que dañará más su visión.
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