Capítulo 966 La lucha final de Tobías
«¿Qué acaba de decir? ¡¿No tendré recompensa?! ¿Mi tan esperado premio desapareció sin más? ¿Se ha ido?». Como si intentara corroborar que había escuchado bien, Tobías se limitó a mirar a Sonia con incredulidad. Al notar la mirada, la joven asintió de manera solemne y le aseguró que no había ningún error en las palabras que había escuchado; hablaba en serio cuando dijo que no le daría su recompensa. En ese momento, Tobías tenía la mente en blanco; era como si se le hubiera derrumbado el mundo y no supiera qué decir o cómo reaccionar.
En realidad, era la primera vez que Sonia le veía esa expresión y no pudo evitar pensar que esa mirada tonta y aturdida se veía poco acorde con la imagen habitual del hombre. Sin embargo, no era que no comprendiera el porqué de su reacción. Cuando ella mencionó que no le daría la recompensa, era probable que hubiera sido un golpe para el ego de Tobías; después de todo, los hombres de treinta tenían el deseo sexual de un león en celo. Por la forma en la que Tobías la deseaba en las pocas oportunidades que habían estado juntos, Sonia podía afirmar que no había duda de que el hombre era un león en la cama. Si ella le había hecho tal promesa durante el día, era normal que esperara pasar una noche maravillosa con ella. No había forma de que el ego de Tobías permaneciera intacto después de que Sonia hubiera decidido eliminar lo único que él esperaba. Era como un niño al que sus padres le habían prometido su comida favorita si conseguía el primer puesto en un examen de la escuela y, sin embargo, tras regresar a casa con el examen en mano y mucha alegría, lo único que había recibido fuera el incumplimiento de la promesa de sus padres. Era fácil imaginar cómo se sentiría el niño: total y absolutamente desolado. Era probable que sintiera una frialdad que se colaba a través de la piel y los huesos, como si le hubieran arrojado un balde de agua fría y terminara empapado de pies a cabeza. La sensación de desolación y frío que Tobías sentía en ese momento era la misma que sentiría el niño.
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