—Sí, lo está, pero nunca olvidaré lo que hizo. A pesar de que esté muerto, su hija está con vida. Lo justo sería que pague por las fechorías de su padre, ¡estoy seguro de que recibirá su merecido!
Al escucharlo, Sonia apretó los puños y se expresó con indiferencia.
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