La única persona por la que Jorgelina más se preocupaba era su hijo menor. En el momento en el que escuchó que Sonia podía tratarlo mal en el futuro, enseguida se puso nerviosa y golpeó la mesa mientras gritaba:
—¡¿Cómo se atreve?! Soy la madre de Tobías. La criticarán a sus espaldas si se atreve a lastimarme a mí o a Tomás.
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