Esa era la única forma en la que el defecto de Yésica, su personalidad, tuviera chance de ser borrado. Sin embargo, la búsqueda de tan buenos genes era difícil de por sí. Usualmente, los hombres exitosos eran quienes tenían esas características que Sonia buscaba; y, sin embargo, hombres como esos no ofrecían su semen a extraños al azar. Por supuesto que algunos lo harían, pero solían ser extranjeros.
La búsqueda de esos genes no era fácil para alguien con pocas habilidades como ella. Incluso si lograba encontrar a uno, lo más probable era que el hombre no quisiera vendérselo a ella.
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