Capítulo 13 Arrodíllate y pide perdón
Sonia estaba sorprendida.
Después de todo, Tobías era un hombre talentoso, y la familia Furtado era adinerada. Entonces, ¿por qué Jorgelina se comportaba como si fuera una pueblerina del campo?
Sonia hizo una mueca con la boca.
—Por favor, solo preste atención a esto, su hijo y yo nos divorciamos. Además, nunca me quedé con nada de dinero de su familia.
—¡Mentira! —Jorgelina no le creía, y evidentemente se rehusó a dejar ir el asunto—. ¿De dónde sacaste el dinero para venir a este lugar de lujo si no le sacaste dinero a mi hijo? Déjame decirte, Sonia Reyes, incluso si te arrodillas ahora y pides perdón, ¡no te perdonaré!
¿Arrodillarse y pedir perdón? Sonia casi se rio por el enojo. «Qué mujer estupenda que es. Nunca se comporta de forma normal, ¿eh?». Sonia sintió que Jorgelina de verdad no valía la pena, así que quiso darse vuelta e irse.
Pero ¿cómo iba Jorgelina, quien buscaba problemas, a dejarla ir con tanta facilidad?
—¡Mírate! Tratando de escapar. —Jorgelina estiró el brazo y tomó a Sonia del cabello.
Carlos, quien había estado listo hacía rato, empujó a Jorgelina y protegió a Sonia al ponerse delante de ella. Al hacerlo, Carlos empleó un poco de fuerza, e hizo que Jorgelina perdiera la estabilidad y cayera al suelo con fuerza.
—¡Ay!
Levantó la cabeza y miró a Carlos con desprecio. De inmediato, se sentó en el suelo, y gritó:
—¿Dónde está la justicia? Soy una mujer mayor y este mocoso apestoso me golpeó. ¡No quiero vivir más!
Muchas más personas se agruparon en el lugar, y pronto, también llegó el gerente general.
Al verlo, Jorgelina señaló con rapidez a Carlos y se quejó con el gerente:
—Fue ese pequeño bastardo quien me golpeó. Ay, mi cintura, me duele mucho.
Después de todo, ella era una cliente vip del lugar, y había gastado mucho dinero allí, así que naturalmente el gerente Zapata quería ayudar. Miró a Sonia y al resto con seriedad, y cuando miró a Ciro, se sorprendió.
—Uste…
Casi de inmediato, Ciro lo interrumpió.
—Está mintiendo. Si no me crees, échales un vistazo a las cámaras de seguridad.
Después de todo, el gerente Zapata era muy experimentado, así que podía entender la indicación con facilidad. De repente, pareció que se había convertido en una persona diferente.
—Sí, sí. Voy a buscar las grabaciones ahora mismo —dijo riendo entre dientes tras asentir.
Al presenciar ese giro extraño de eventos, Sonia tuvo más curiosidad sobre Ciro. «¿De verdad es solo un estudiante pobre de un pueblo de montaña?».
Cuando el gerente Zapata volvió de nuevo, ya había cambiado de parecer, y estaba sin palabras mientras miraba a Jorgelina.
—Señora, debería irse, o pronto vendrá la policía.
Jorgelina se sorprendió con lo que dijo.
—¿Qué policía?
—En las cámaras de seguridad, se ve con claridad que fue usted fue quien inició todo. ¡Cómo puede decir que alguien la golpeó! Si continúa causando problemas, por supuesto que llamaré a la policía para saldar este asunto. Después de que le echen un vistazo a la grabación, de inmediato será castigada por lo que hizo. —La regañó el gerente Zapata con enojo.
En cuanto escuchó lo que dijo el gerente, Jorgelina ya no pudo soportarlo.
—¡Qué increíble!
Al ver que seguía siendo terca, Carlos se rio con enojo.
—¿Por qué sigue siendo tan desvergonzada a su edad? Acosó a Sonia de forma deliberada cuando estaba en su casa, e incluso ahora, cuando se ha divorciado de la basura de su hijo, ¿sigue molestándola? No crea que por ser una mujer mayor no la voy a golpear. Si me vuelve a hacer enojar, ¡la voy a matar, vieja bruja! —Le dijo con sarcasmo.
Jorgelina se sorprendió con las palabras de Carlos. Si bien la hizo rechinar los dientes, solo pudo irse sin conciliar.
Carlos la miró con desdén.
—Qué vieja bruja que acosa a los débiles. Recoge lo que siembra.
De repente, a Carlos le sonó el teléfono. Después de contestar, tuvo una conversación vaga con la otra persona, durante la cual miró a Sonia de forma inconsciente.
Sonia levantó las cejas al verlo.
—Como veo que me estás mirando, ¿tiene que ver conmigo?
—Un amigo mío dijo que vio a Teo mirando la cámara de seguridad de la calle del accidente automovilístico de Tania de hace seis años.
Después de que terminó de hablar, Sonia palideció.
Al ver el cambio de expresión, Ciro se giró para mirar a Carlos y le preguntó:
—¿Qué grabación de cámara de seguridad?
Carlos resopló con enojo desvergonzado.
—Bueno, debe ser la mujer fatal, Tania García, de nuevo. Después de despertarse, se enteró de que Sonia se casó con Tobías, y enseguida se volvió celosa y vengativa. Por lo tanto, distorsionó los hechos de forma deliberada, y le dijo a Tobías que fue Sonia quien la chocó por celos. ¿Cómo puede un hombre inteligente como Tobías no darse cuenta de que todo era una mentira? Demonios. Estoy sin palabras.
Ciro bajó la mirada, y se quedó pensado.
—No pensemos en si la grabación existe después de tanto tiempo, incluso si Tobías fuera afortunado como para obtenerla, ¿qué uso tendría?
—Tienes razón. —Después de un momento, como si de repente se le hubiera ocurrido algo, la expresión de Carlos cambió—. Tania, esa bruja malvada, puede ocurrírsele una mentira tan inescrupulosa, ¿qué sucede si hace un video falso para destruirte?
Sonia enseguida se rio, pero no fue una risa sincera.
—Bueno, en un principio pensaba ocuparme de mis asuntos una vez que me divorciara de Tobías. Parece que fui muy inocente, ya que una persona en particular no me iba a dejar ir con tanta facilidad.
Tadeo tenía algo que ver con que al padre de Sonia lo hubieran engañado, y cuando Tania se despertó, culpó a Sonia de agresión e intento de homicidio.
«De tal palo, tal astilla, ¿no? ¿Creen que soy un objetivo fácil?». Sonia esbozó una sonrisa resplandeciente.
—No me voy a meter con Tania si me deja en paz, pero si trata de lastimarme, le voy a hacer entender que no soy alguien con quien se pueda meter con tanta facilidad.