—Sí. —Sonia asintió con la cabeza. Se sentía bastante mareada y débil por haber dormido durante tanto tiempo, se veía bastante aturdida y ni siquiera podía caminar derecho.
En cuanto Tobías la vio, no pudo evitar fruncir el ceño; de inmediato se adelantó para agarrarla de los hombros. Luego, la tomó en brazos permitiéndole que se apoyara en él. Luego, bajó la cabeza para mirarla.
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