No les habrían gritado si no fuera por el error del director. Si no hubiera sido por Sonia, Tobías habría soltado toda su ira con ellos. El viejo Tobías les habría descontado el salario de un mes entero; en definitiva, la situación no habría resultado en un mero castigo como entregar una reflexión. «Estamos en deuda con la señorita Reyes», todos festejaron en su interior al mismo tiempo. «Necesitaremos de su ayuda si el presidente Furtado vuelve a enojarse con nosotros».
Tobías, que no tenía idea de los pensamientos de sus empleados, golpeó los nudillos en la mesa.
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