Sonia ya no era la hija política de la familia Furtado, así que no tenía que soportar más a Jorgelina. Le sujetó la muñeca con fuerza y la empujó. Tomó a Jorgelina por sorpresa, y por ello, perdió la estabilidad y cayó al suelo. Su imagen quedó arruinada mientras se quejaba del dolor.
—Señora Blanco, por favor compórtese —dijo Sonia con indiferencia—. Si va a empezar a lanzar golpes, no voy a dudar en hacer lo mismo.
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