Capítulo 100 La madre de Cintia
Tobías no se movió, por lo que Sonia no pudo cerrar la puerta y, presa de la ira, intentó empujarlo, mas se olvidó de que una de sus piernas carecía de fuerza para estar de pie. Por lo tanto, no solo no pudo empujarlo, sino que perdió el equilibrio y cayó de espaldas. Las pupilas de Tobías se contrajeron de miedo al verla y, aunque extendió la mano para intentar sujetarla, fue un segundo más lento y no alcanzó a tomar su brazo. No solo no pudo sostenerla, sino que al final se cayó junto a ella.
Hubo un ruido sordo cuando Sonia cayó sobre la alfombra del vestíbulo con los brazos de Tobías apoyados junto a sus hombros. Él estaba sobre una rodilla mientras que su figura se asomaba sobre su cuerpo. Ambos se quedaron aturdidos cuando se miraron a los ojos. Sonia no previó ese resultado, por lo que se sonrojó mientras se le aceleraba el corazón. Su mirada de disgusto hizo que los ojos de Tobías se tornaran sombríos ya que recordó la noche en que estaba ebria. Esa noche, estaba tan encantadora y atractiva como un hada; al pensarlo, a Tobías le subió la temperatura del cuerpo mientras tragaba saliva, al mismo tiempo, su mirada estaba fija en los labios de ella que se encontraban ligeramente separados cuando bajó la cabeza para mirar hacia abajo.
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