Ante la mirada de Tobías, Sonia se sintió reconfortada, así que le sonrió y asintió con entusiasmo.
—Te creo, pero lo que acabas de decir me hizo pensar que, si no te quedas como presidente de Grupo Furtado y te conviertes en profesor, serías el más querido de la universidad. ¿No sabes que los alumnos adoran a los profesores como tú, que no encuentran defectos en ellos sino en sí mismos?
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