A pesar de las dudas que tenía Timoteo, Tania lo había salvado; aunque se hubiera convertido en una persona malvada, él estaba atado a la promesa que hizo de cumplir todos sus deseos. Al recordar eso, recobró la compostura.
—Entiendo —respondió, asintiendo—. Haré los arreglos necesarios de inmediato.
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