«Entiendo». Sonia suspiró aliviada. «Creí que era un psíquico». Tenía un mechón de cabello fuera de lugar por haber corrido y se lo acomodó detrás de la oreja.
—Me imaginé a una persona bastante diferente, señor Salavera. Jamás imaginé que se vería tan amigable. Me disculpo por verme tan sorprendida —dijo mirando a Claudio.
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