«¿Por qué esa camarera se ve tan familiar? La vi antes, pero ¿a dónde?». Ana buscó en su memoria y pensó en un rostro joven igual al de la camarera. «¡Lidia Lombardo!». Sus ojos se abrieron de par en par por la sorpresa e incredulidad. Como si quisiera confirmar su identidad, le clavó la mirada a su rostro. «¡Es ella! ¡En verdad es Lidia Lombardo!». ¿Quién más sería una niña rica tan idiota, retorcida e inútil con ese rostro y actitud arrogante?
Ana apretó la mano con la que sujetaba la pared; hizo tanta fuerza que las venas se marcaron a través de su piel. Era evidente la fuerza que estaba utilizando y de cómo se había alterado por la aparición de Lidia. Justo cuando pensó que la camarera con la que Sonia estaba hablando tenía algo particular, se percató de que era Lidia. «¿Desde cuándo Lidia necesita trabajar como camarera? Espera, no es el punto. ¿No debería estar en el extranjero? ¿Cuándo regresó?».
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread