Capítulo 1131 Provocarla
Esa noche, Tobías fue muy pasional. Si no fuera porque su capacidad para resistir era mucho mejor que la antes, Sonia se habría desmayado por el agotamiento como las dos oportunidades anteriores. Aun así, continuaba tan agotada que estaba inmóvil en la cama; no quería ni mover un dedo y solo observaba el candelabro del techo con los ojos entrecerrados. Tobías, en cambio, se acomodó a un lado de la cama y se colocó una bata con tranquilidad; lucía satisfecho y renovado. Al verlo, Sonia apartó la mirada; no quería volver a observarlo. Le había pedido clemencia varias veces, pero él respondía siempre lo mismo: «es la última vez». ¿Pero qué ocurrió a fin de cuentas? «¡Pfff! ¡Los hombres y sus mentiras!».
Por supuesto, Tobías vio lo molesta que ella estaba y sabía precisamente por qué, así que después de atarse la bata, se rio en voz baja.
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