La expresión de Gerónimo cambió, mientras que, tras ser reprendido por Rosa, Germán, quien no se atrevía a abrir la boca, se puso pálido. Inmediatamente, la miró con pánico. «Estamos acabados. ¡Estas dos mujeres saben lo que Lidia siente por Tobías!». Aún con miedo, Gerónimo tenía experiencia en su larga vida lo que lo ayudó a calmarse y apretó el puño antes de esbozar una sonrisa.
—Bromeas, María. ¿Cómo crees que puedo pensar así?
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