Tobías frunció el ceño y miró a su asistente con desprecio, lo que hizo que Teo frunciera los labios. «¿Por qué el presidente me mira como si fuera una idiota? ¿Entendí mal?».
Mientras pensaba en ello, notó que su jefe tenía marcas de mordidas y rasguños en el cuello que se podían ver por la bata que tenía apenas abierta.
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