—¿Su pierna? —Sonia estiró el cuello para tratar de examinar la pierna, pero ni siquiera pudo hacerlo porque él estaba encima de ella. Tampoco podía apartarlo, porque podría empeorar la lesión. No le quedaba otra que gritarle al encargado—: ¡Rápido! Revísale la pierna.
—D-De acuerdo. —El encargado se repuso y se apresuró a revisar la pierna de Tobías. Cuando vio lo que pasaba, no supo qué decir—. Señora, su marido se golpeó la pierna con el cartel.
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