En ese momento, la pareja intercambió miradas en silencio mientras el ambiente a su alrededor se tornaba incómodo. Mientras tanto, Sonia no podía evitar imaginarse una escena dramática en la que una bandada de pájaros sobrevolaba sus cabezas de forma graciosa.
—Ejem. —Sonia fue la primera de ellos en recobrar los sentidos mientras fingía una tos. —Bueno, supongo que no es un problema grave. Al menos, los dos pensamos en el banquete unas horas antes de que sea demasiado tarde. Así que, ahora que recordamos la celebración, no nos lo vamos a perder. Vamos a estar allí y le demostraremos al anfitrión nuestro respeto y apoyo —explicó la mujer en un intento por ocultar su vergüenza.
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