Las pupilas de Tobías se contrajeron y sus manos se tensaron sobre Tania.
—La sangre no se está poniendo negra, así que no parece que haya sido una serpiente venenosa, pero no podemos estar seguros de eso. Tobías, será mejor que bajes de la montaña y la lleves para que un doctor le ponga un suero —dijo Sergio mientras se tocaba la barbilla.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread