Al oír el disgusto de Teo, a Ana se le contrajeron un poco las pupilas antes de darse cuenta de que su comportamiento era inapropiado. De inmediato, frunció los labios y se obligó a sonreír.
—No, por supuesto que estoy dispuesta. No quise decir eso.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread