Ana se estremeció al notar que Teo le hacía una advertencia, pero no pudo hacer nada al respecto. En ese momento, se encontraba en una posición vulnerable y no tenía derecho a negarse a nada. Al pensar en eso, apretó los puños y respiró hondo para obligarse a recuperar la calma.
—Yo… entiendo —respondió con voz tensa.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread