Ángel sabía que no podía hacer nada para evitar que Sonia se convierta en directora ejecutiva. Además, se había aliado con Yésica para amenazarla y sabía muy bien que eso provocaría que le guardase rencor. Si Sonia se convertía en directora ejecutiva con éxito, lo sancionaría de inmediato. Para evitar que eso ocurriera, lo único que él podía hacer era forzarla para que renunciara al cinco por ciento de acciones. Mientras el porcentaje de acciones que tuviera Sonia no excediera el cincuenta por ciento, ella no sería la accionista mayoritaria y no podría controlar la compañía; además, tampoco podría sancionarlo.
Tan solo con ver cómo le brillaban los ojos a Ángel, Sonia sabía lo que él tramaba.
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