Tobías apretó sus labios de manera tal que formaron una línea delgada, suprimió el enojo de su interior y, con un movimiento de su mano, le indicó a Teo que golpeara la puerta, quien lo hizo de manera obediente. Esto que provocó que Carlos y Timoteo detuvieran su conversación de manera abrupta, al mismo tiempo, giraron sus cabezas hacia la puerta donde estaba Tobías.
A pesar de estar sorprendidos, Timoteo no lo demostró; no obstante, Carlos tenía una expresión de amargura en el rostro.
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