Lo que Carlos señaló era exactamente lo que ella quería decir, así que decidió guardar silencio y admitirlo sin pronunciar palabra. Tobías apretó el puño una vez más y lo hizo con tanta fuerza que se oyó el crujido de sus nudillos.
—No voy a aceptar que terminemos, ni siquiera te daré la oportunidad de hacerlo. —Mantuvo la mirada en la joven mientras enunciaba cada palabra con cuidado y firmeza.
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