Tobías puso una expresión de enojo mientras bloqueaba el teléfono y lo colocaba al lado de la cama. Sintió frustración y envidia por Carlos; tenía envidia de que pudiera ir al apartamento de Sonia a visitarla cada vez que quisiera sin pedirle permiso. Tobías, por su parte, nunca podría hacer algo semejante. «Una vez fue mi esposa y yo tuve la dicha de tenerla entre mis brazos, pero solo la alejé».
Se tocó el pecho mientras sentía un dolor punzante en el corazón, y su mirada reflejó determinación mientras miraba a Sonia. «No me rendiré sin importar que suceda. ¡Tiene que ser mía!».
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