Sonia se cubrió el rostro que le ardía de la vergüenza, lo cual provocó que Tobías ampliara la sonrisa. A pesar de no estar seguro de lo que ella pensaba, pudo darse cuenta de que estaba complacida con su cuerpo y eso alimentó su vanidad.
—Es suficiente. Quédate aquí y yo te cocinaré algo —dijo Tobías mientras levantaba la cabeza y le daba unos golpecitos a la de ella.
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