Tobías sonrió y estuvo a punto de responder cuando escuchó unos sonidos cerca. De inmediato, entrecerró los ojos y tiró de Sonia en la dirección contraria para esconderse tras una puerta que daba a una escalera. Debido a la fina tela del vestido de noche de Sonia, Tobías se preocupó de que tuviera frío si se apoyaba contra la pared, por lo que, en cuanto llegaron detrás de la puerta, él rodeó su cintura con los brazos y maniobró para que fuera él quien apoyara la espalda contra la pared. En cuanto a Sonia, alzó sus manos hacia adelante y quedaron apoyadas sobre el pecho de Tobías; prácticamente quedó sumergida en su abrazo.
—¡Oiga…!
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