—Tiene razón, señorita Reyes —asintió Teo—. Seguro que obtuvo su merecido por lo que hizo, o dudaría de la existencia de Dios. —Había un vestigio de adulación en sus palabras.
Sonia sonrió.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread