Era hora de hacer que algunas familias pagaran por lo que habían hecho. Eso serviría como advertencia y para detener esos pensamientos sospechosos. «Por lo que parece, he sido muy indulgente con ellos y tomaron mi bondad por debilidad, por eso lo están usando. Me pregunto si hay otras familias que estén haciendo lo mismo». Era hora de que Tobías les mostrara de lo que estaba hecho. Terminaría con esas familias y destruiría la ambición que los estaba carcomiendo. Dejaría en claro que no había cambiado. Si, quizá había estado restringiéndose de atacar, pero seguía siendo tan feroz como siempre. Solo era más bajo perfil.
—Ahora mismo, presidente Furtado —respondió con rapidez Teo.
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