El presidente Furtado no era ingenuo, así que ¿cómo no iba a percatarse de lo que Gerónimo estaba tratando de decirle? El anciano quería que él no tuviera una buena impresión de Sonia para así arruinar su relación. Solo que el presidente Furtado no esperaba que su profesor se guiara por el concepto de la jerarquía social. Era notorio que para la mayoría de las familias adineradas y poderosas era importante casarse con alguien que tuviera la misma posición social. No obstante, para los Furtado no era necesario un matrimonio arreglado.
La familia Furtado creció y llegó a lo más alto; por lo tanto, el país no permitiría que ellos continuaran expandiéndose. Como resultado, no representaba un problema que Tobías se casara con una mujer de una familia común y corriente. Además, estaba muy seguro de la persona que amaba y con quién deseaba casarse. Al fin y al cabo, era él quien iba a pasar toda su vida con Sonia; nadie tenía derecho a oponerse a su relación, siempre y cuando no le hicieran daño a alguien o molestaran a los demás cuando estuvieran juntos.
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