—Pero ¿cómo voy a salvarte? —Aburrida, Tania dibujó círculos en la barandilla con el dedo, pero con preocupación.
—Tania, por favor, ruega por la misericordia del presidente Furtado. Con lo mucho que te quiere, seguro que te dará la razón. —Su amiga lloriqueó.
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