—Pronto sabrás lo que está sucediendo. —Sonia sonrió con suficiencia.
Un rato después, se oyeron pasos que procedían del ascensor; en pocos segundos, cuatro guardias de seguridad uniformados llegaron frente a los tres. Tomás se dio cuenta de que la situación se les habían ido de las manos; mientras observaba su entorno, retrocedió del lugar para hacer una llamada en su teléfono. Sonia sabía a quién estaba llamando cuando notó su reacción, pero no lo detuvo; en su lugar, explicó la situación a los guardias de seguridad mientras señalaba a Jorgelina.
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