Cuando Tobías vio la mirada seria y hostil de Sonia se dio cuenta de que no tenía más remedio que tomar el agua. Subió la mano para frotarse la sien con cansancio y, tras hacer un gran esfuerzo, consiguió apoyarse en el sofá. Tomó el vaso y, bajo la atenta mirada de Sonia, se tragó el agua sin decir ni una palabra.
Una vez satisfecha, Sonia dejo de mirarlo como si fuera un criminal.
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