Por un momento, Sonia se quedó atónita, luego se dio cuenta de que la persona que la sujetaba de la mano no era Carlos, sino Tobías, así que se apresuró a intentar liberarse del agarre. Sin embargo, él apretó más su mano y ella no pudo soltarse, por lo que su rostro se sonrojó y gritó:
—Tobías, ¿¡qué intenta hacer!?
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