Sonia no quería comer otro bocado. La cantidad de comida que tenía en el plato era suficiente para hacerla estremecerse y perder el conocimiento. No quería saber qué sucedería si continuaba comiendo. ¿De pronto perdonaría todos los crímenes de Julia y Tadeo y los consideraría sus padres? Había soñado con el amor maternal por mucho tiempo; si Julia seguía utilizando esos trucos mentales, no podría ser capaz de aguantar por más tiempo.
La reunión de ese día debía terminar. Ya no podía continuar. Apoyó su teléfono mientras su cuerpo temblaba y se ponía de pie. Tobías hizo lo mismo que ella y la rodeó con los brazos. No había probado ni un bocado de la comida ya que, primero, Julia había preparado ese festín para Sonia y él sabía que ella añoraba ese amor maternal; por ende, no quería entrometerse entre ellas y deseaba hacerle saber cómo se sentía tener el amor de una madre y para que no se arrepintiera. Segundo, no tenía hambre.
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