Sonia apartó la mirada, se rehusaba a mirar sus ojos escalofriantes. Su instinto le decía que no debía mirarlo a los ojos, o si no podía caer en un abismo sin fin. Al ver que Sonia apartaba la mirada, Tobías soltó un suspiro leve antes de cambiar de tema.
—Bueno, me llamaste esta mañana, ¿no?
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