Los reporteros no eran tontos, así que sabían el poder que tenía Teo como asistente del presidente de Grupo Furtado. Sabían que sus jefes de seguro les harían caso a las palabras del asistente de Tobías si les pedía que los despidiera. «¿Cuándo debemos huir si no es ahora?», pensaron. Muy pronto, los reporteros que habían bloqueado el camino de Teo un momento atrás desaparecieron sin dejar rastros; ni uno solo se quedó atrás. El asistente fingió quitarse el polvo de su traje antes de soltar una sonrisa orgullosa.
—Ustedes, mocosos, pensaron que podrían ganar una pelea contra mí, ¿eh? ¡Eh! —Teo se arregló la corbata antes de dirigirse a la entrada principal de Compañía Paradigma.
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