«¿Eso siquiera se puede comer? Estoy segura de que no deben tener buen sabor. Aun así, cualquier persona en su sano juicio, excepto él, se mantendría lejos de esas sustancias seguramente». Sonia tuvo que entregárselas a Timoteo.
—¿Siempre has comido así? —No pudo evitar preguntarle.
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