Tobías sabía que Sonia se escapaba del problema y no creía lo que prometía. Era desalentador, pero no estaba enojado, ya que sabía por qué pensaba de esa forma. El tiempo era una cuestión compleja y los sentimientos podían cambiar, pero le probaría que él era diferente. Haría todo en su poder para demostrarle que estarían juntos para toda la vida. «Si no me cree, se lo demostraré. Hice una promesa y la cumpliré».
Dejaron de hablar sobre el asunto y entraron al salón. Las luces iluminaban cada rincón y los invitados conversaban de forma alegre mientras bebían, pero en el momento en el que la pareja entró, todos dejaron de hablar. Se quedaron en silencio mientras los miraban. Sonia se quitó la campera y se la dio a un miembro del personal; la tomaría de vuelta una vez que terminara el evento. En ese momento, tenía puesto un vestido de gala y era hermoso. Era del mismo color carmesí brillante que la corbata de Tobías. Todos sabían lo que eso quería decir; era un atuendo combinado y les dejaban en claro a todos que su relación iba muy bien.
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