Ese era justo el motivo detrás del repentino arrebato de Sonia en el estacionamiento cuando puso a Ana en su lugar con severidad. «No soy una ingenua que solo sonreirá y asentirá mientras que otra mujer intenta robarse a mi hombre. ¡Ja! Como si fuera a dar el brazo a torcer sin luchar. Ella se pasó de la raya y obtuvo su merecido».
Si hubiera observado desde un costado mientras la mujer en silla de ruedas intentaba acercarse a Tobías, solo probaría que no lo amaba lo suficiente ni respetaba tanto su relación como para defenderlos. Si bien Tobías no tenía idea de lo que pasaba por la mente de Sonia, igual se sintió un poco culpable después de escuchar lo que había dicho, por lo que la tomó de la muñeca y la atrajo hacia él. De repente, Sonia se encontró recostada en su regazo, por lo que intentó levantarse, pero él le apretó el hombro y la inmovilizó.
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