En el camino de regreso, estaba sentada en el asiento trasero; tenía una expresión sombría y, por la forma en que respiraba, estaba claro que seguía furiosa. Tobías registró la dificultad con la que respiraba, así que carraspeó con ligereza y a la vez apartó su mirada del pecho de Sonia; pensó que era mejor proceder con cautela y preguntó:
—¿Sigues enfadada?
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