Al oír eso, Tobías relajó el entrecejo y comenzó a tocarse el rostro; sabía que era unos años mayor que ella, pero no tanto como para que parecieran padre e hija. «¿Sonia siente que no soy lo suficientemente bueno para ella?». Cuando Rosa vio que tenía una mirada confundida, no pudo evitar reírse.
—Tobías, ¿por qué te has vuelto tan gracioso últimamente?
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