No había imágenes en miniatura ni etiquetas en el disco compacto, así que Sonia no tenía idea de qué se trataba. Sin embargo, no se dio por vencida; lo llevó al estudio y lo introdujo en la unidad de disco de su portátil. Cuando lo abrió, solo había una carpeta y cuando hizo clic, lo que vio fue un archivo de video, así que lo reprodujo y lo primero que vio en la pantalla fue una mujer joven y pálida. Sonia se sorprendió al ver ese rostro, luego se cubrió la boca con incredulidad mientras las lágrimas corrían por su mejilla.
—Mamá... —Le temblaba la voz de emoción.
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